lunes, 29 de marzo de 2010

CONTEMOS BAJO LA CEIBA CAMINO A CUMPLIR VEINTE AÑOS


ORNELLA MÁRQUEZ.- Los ojos le brillan de orgullo y emoción al hablar sobre el programa que se ha convertido en el símbolo de Cabudare. "Nos enamoramos de la plaza por el árbol, la quebrada Tabure y el puente", recuerda Benjamín Terán, presidente y fundador del Ateneo de Cabudare, sobre aquel 19 de septiembre de 1990 cuando comenzó ‘Contemos Bajo la Ceiba'.
Han pasado 19 años desde entonces y aún el enorme árbol de ramas frondosas brinda sombra a los niños y padres que asisten todos los domingos en familia a disfrutar de la presentación de los diferentes grupos culturales.
"Todas las ciudades del estado tienen algo que las identifica, pero en el caso de los cabudareños, no era así, porque somos un tejido que se fue cociendo durante el tiempo por las personas que pasaban hacia Valencia, Acarigua y San Felipe, así que de alguna u otra manera, la ceiba es lo que nos identifica, nuestro lugar histórico", explica Terán sobre el árbol de más de 200 años.

Bolívar como niño
Títeres, payasos, obras de teatro, cuentacuentos, mimos, cantantes y pintores son algunos de los artistas que han hecho sonreír a chicos y adultos en el lugar donde se dice descansó Bolívar el 10 de noviembre de 1813.
"Cuando propuse que en ese árbol se podían hacer actividades para niños me tildaron de loco, porque el lugar estaba muy abandonado y además allí se hacían rituales que no tenían nada que ver con la inocencia de los niños", cuenta Terán.
La plaza de la ceiba era muy diferente a como la conocemos ahora. Era un lugar oscuro, descuidado donde se practicaban ritos de santería, por lo que los padres prohibían a sus hijos acercarse al lugar.
Y a pesar de ello, Terán tuvo un sueño e imaginó a Bolívar reposando y pensando, pero no como adulto sino como un niño. Partiendo de esta fantasía, junto a Jorge Arellano inician el programa, que en un principio fue concebido sólo para narración oral, pero que con el tiempo se ha convertido en la prueba de fuego de muchos artistas.
"El público de la ceiba es difícil. Se han presentado grupos, hasta del exterior y los niños se han levantado aburridos y se han ido. Es allí cuando tenemos que entrar nosotros y hacer una dinámica para tratar de distraerlos", advierte Terán.
También ha sido inspiración para otros proyectos dirigidos a niños como ‘Pintando y Jugando Bajo la Cruz Blanca', en la plaza Macario Yépez en Barquisimeto.
Promueve los valores culturales del país, no sólo bajo la ceiba, sino como programa rodante que visita escuelas y liceos que hagan la solicitud.
Como premisa, el programa ha apostado por la creatividad de los niños, quienes además de sentarse bajo el frondoso ‘abuelo de Cabudare' a escuchar historias, también escriben de éstas.
En noviembre del año 2001, bajo la dirección de Ana Magaly Bracho surge el ‘Concurso de Literatura Infantil', donde cada niño participa con un cuento de su propia autoría y luego los relatos pasan a formar parte de libros que son distribuidos en bibliotecas, escuelas y universidades, porque según Terán era momento de demostrar que "la ceiba sí tiene quién le escriba".
"Escogimos noviembre porque la fecha indica que en este mes, Bolívar descansó y escribió bajo el árbol", agrega el presidente. En honor al Libertador, la primera edición literaria del concurso fue llamada Bolívar Niño.
A este proyecto se une el Festival de Papagayo, que alza vuelo en el año 2004, por petición de los niños y representantes que asisten a ‘Contemos Bajo la Ceiba' como una manera de promover valores como el compartir y la solidaridad.
El equipo del Ateneo de Cabudare nunca pensó que ‘Contemos Bajo la Ceiba' iba a durar tanto tiempo. Era un sueño, que con constancia y tiempo se volvió realidad.